Hay una hermosa y sutil sensación de calma y bienestar al contemplar el sol acariciando las colinas.
La luz se hace más dulce y suave mientras peina con todo su cariño cada rincón de la tierra y de la vida.
El viento parece descansar tranquilo entre las ramas de los árboles y la brisa comienza su cortejo de abrazos y de caricias.
Delicadas estrellas y luceros nacen de la nada y comienzan a dibujar en los cielos con pequeños destellos de plata llenos de magia y fantasía.
La vida se torna más apacible y te invita a recoger tus emociones, a escuchar tus latidos y abrazar tu alma hasta que llegue el nuevo día.
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