En algún momento de tu vida te das cuenta por fin del inmenso valor que tienes y del poder increíble que te acompaña.
Es entonces cuando caen todos los velos, las etiquetas y los artificios, y te muestras con tu ser desnudo, y al fin hayas la paz y la calma.
Es un instante perfecto en el que despiertas a la vida y al corazón que late con fuerza, llenando de brillo infinito todos los espacios de tu alma.
Cree en esa eterna fuerza que mora en cada una de tus células y partículas, en cada destello de luz que nace de tu espíritu al encender tu llama.
Siente la libertad de quien se despoja de ataduras y camina con paso firme, liviano y sin máscaras.
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