Antes de nacer ya navegabas entre livianos mundos de luz y bailabas serenamente entre las galaxias.
Mucho antes de venir ya eras parte indispensable en el continuo latir de creaciones y universos sin fin.
Siempre has sido un hermoso hijo de las estrellas, caminante y observador en el vasto mundo de lo infinito.
Has recorrido miles de espacios y de tiempos entre vidas y existencias eternas.
Eres el brillo que ilumina cada instante y cada encuentro, jugando entre los astros y repartiendo colores y sueños.
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