Llora, mi niño, llora...
Limpia tu alma y tu ser entero con la dulzura y el amor de tus lágrimas
cada vez que lo sientas.
Suelta y libera tus emociones y tus miedos para conseguir la paz y la libertad que anhelas.
Deja que el agua pura de tus ojos sane todas las heridas y te devuelva la armonía plena.
Confía en tu espíritu que te pide liberar todo aquello que te oprime y te aprieta.
Después.. Descansa en la serenidad de tu propio regazo y renace hacia nuevos caminos y experiencias.
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