La vida discurre más suave cuando te desprendes de cargas innecesarias y entonces el camino se hace más dulce y tierno.
Todo cambia al soltar pesadas mochilas y equipajes que ni siquiera te pertenecen y puedes empezar la ruta que te lleva hasta el cielo.
Tus pies se aligeran y tu espalda descansa... Tu mirada se vuelve serena y desaparecen los obstáculos y los velos.
Empiezas a sentirte liviano y tus alas se despliegan felizmente con el viento, mientras tu ser cada vez se encuentra más dichoso y más pleno.
Tus manos bailan entre sutiles energías y brillos de oro y plata, acariciando, ayudando... transmitiendo calma y amor eterno.
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