Hay momentos en los que uno parece perderse entre mil batallas y se hace imprescindible recuperar el centro.
Hay días en los que la mente se extravía en la bruma de inquietudes y miedos y entonces es necesario traer de nuevo la calma a nuestros pensamientos.
Son instantes o espacios en los que todo parece confuso y nuestra Alma nos pide más que nunca regresar a nuestro interior, muy adentro.
El corazón parece latir con otros ritmos inarmónicos entre prisas y ajetreos, mientras nuestro ser hermoso nos insta a recuperar la calma y el aliento.
El espíritu divino nos llama a la paz y la quietud profunda, para descansar, para nutrirnos de luz y amor incondicional... para confiar... para estar tranquilos y serenos.
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